La triste historia del taburete
Hace algunos años visité Marsella y conocí a Felipe.
El viejo estaba solo, sentado en una vereda cerquita de la iglesia. Lo saludé contándole que venía de lejos y que estaba agotado.
-"Disculpe Don, estoy buscando un lugar donde comer sabroso"
Me miró de arriba a abajo y me dijo:
-"No sólo te indicaré el lugar a donde ir sino que también te brindaré mi compañía, eso sí, a cambio de un vasito de Pastis"
-"Por supuesto que sí" le dije, y fuimos hasta ahí nomás, a un café que tenía terraza y paredes amarillas.
-" Puedo asegurarte muchacho que las empanadas de Doña Pancha son para chuparse los dedos" me dijo, mientras nos acomodábamos.
Se acercó un mesero, que después supe era el dueño del lugar. Nos saludó con mucha cordialidad, se llamaba Elkin, nombre original pensé.
Pedimos unas empanadas, y el Pastis que quería mi flamante compañero, bebida con alta graduación alcohólica, típica de Francia.
-"Este lugar no sólo se ha hecho popular por las empanadas, sino también por la historia del taburete caído" me dijo Felipe señalando hacia el final de la terraza. Miré hacia allí y sí, había un taburete pequeño, común y corriente, en mal estado diría, que además estaba tirado.
-"Cuénteme de qué se trata" le dije.
-"Dicen por aquí que ahí se sentaron varios personajes importantes, como Fidel Castro, en una visita relámpago allá en 1984..."
Lo miré con cierta incredulidad...
-"Muchacho eres desconfiado...te digo que sí, verás, el tipo estuvo unas horas en Madrid en aquella época y luego, sin que la prensa se enterara, se vino hasta acá. Así como caíste vos hoy, en este mismo lugar una vez estuvo El Comandante"
Sonreí dándole pie para que siga con sus historias...
- "Lo recuerdo como si fuera hoy" dijo Elkin acercándose a nosotros. "Qué personalidad tan chocante y atractiva al mismo tiempo. Yo no sabía si sonreírle o no, hasta miedo me daba...pero después de ofrecerle un Ron Parce, parecíamos viejos amigos" contó entusiasmado.
- "Después de aquella visita, sentarse en ese taburete estuvo casi prohibido" agregó Felipe.
- "Bien dijiste Felipe, casi. Lo cuidé como reliquia, hasta que una vez, en 1991 vino ese argentino desfachatado al que nadie le ponía límites"
-"Se los pusiste vos querido Elkin, y qué lío armaste" sostuvo Felipe.
-"Ahora sí que me perdí ¿quién más se les sentó en ese taburete?" dije realmente intrigado.
-"¡Maradona!" gritaron los dos al mismo tiempo.
-"¡No te sorprendas muchacho, como te venía diciendo este lugar se ha hecho popular!" me dijo Felipe, mientras tomaba su tercer vaso de Pastis.
-"¿Y por eso han dejado el taburete caído?" dije sin comprenderlo.
-"No. Lo que pasó es que Maradona fue directo a ese taburete, y cuando grité ¡ahí no!, no sólo no me hizo caso, sino que además se puso a hacer jueguitos como si fuera una pelota"
-"Elkin estaba indignado, se había puesto rojo por la furia" recordó Felipe.
-"¿Jueguitos con un taburete? ¿y después qué pasó?" pregunté desconcertado.
-"Pasó que Maradona se ofendió y me lo dejó ahí tirado nomás..." dijo Elkin resignado.
-"No sólo eso muchacho...todo Marsella se enteró de lo sucedido y el enojo hacia Elkin se generalizó"
-"¡¿Por qué se enojaron con Elkin?!"
-"Ayyy muchacho...la ciudad entera soñaba con ver jugar a Maradona en el Olympique, pero el astro se fue y cerró con el Sevilla" me dijo Felipe con nostalgia, "...Y todo por un taburete...".
FIN
😊
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